Hasta la semana pasada por lo menos dos días a la semana me la pasaba completamente fuera de casa yendo de la universidad a la trabajo. No se manejar, no me gustan los autos, nunca he tenido uno por eso viajo en transporte público donde uno analiza los comportamientos sociales. ¿Se han dado cuenta como de unos meses para acá ha aumentado el número de personas que usan audífonos? No solo el número también la edad de los usuarios ha aumentado. Antes se veían solo en niños y adolescentes ahora incluso adultos mayores. En un día me dedique a contar cuantas personas traíamos audífonos y el resultado llegó a ser que hasta 7 de cada 10 portan auriculares.
Lo que escuchan es lo de menos aquí la pregunta es ¿Por qué? Cuando hablo para halagar o criticar generalmente justifico mis movimientos. No sé por qué los usen ellos pero sé por qué los uso yo y seguramente no estoy tan distante de lo que sucede con las demás personas, ya alguien me dirá si concuerda o no conmigo. Cuando uno no quiere ver algo cierra los ojos, cuando no se quiere oler se tapa la nariz, cuando no se quiere escuchar algo pues simplemente nos ponemos audífonos. Me declaro culpable del delito de hablar y hablar de mis problemas con mis conocidos pero cuando escucho a la gente quejarse siempre de lo mismo, me enfado y le subo al volumen del audio en turno. De un año para acá el tema de conversación ha sido “la crisis”. Recuerdo que en el servicio un amigo y yo siempre nos reíamos de la manera como la gente hablaba sobre ella pero hemos llegado a un punto donde si bien es un problema importante la manera en la que hablan del problema me pone de malas ya que se cierran en su pequeño mundo y con esa actitud nunca saldrán adelante. Por eso mejor me pongo a escuchar mi ipod y si quiero escuchar gente peleando pues escucho mi podcast favorito: Cronometro de ESPN, garantía de polémica y debate entre Jose Ramon y Faitelson.
Otro tema que hace que cambie de humor es cuando estoy frente a las “parejitas”. Ya saben, esas parejitas que se toman de la mano y corren para cruzar la calle cuando el auto viene a menos de 2 metros de ellos. ¡Cómo me enoja que crean que el amor los vuelve inmortales! Gran idiotez. Aclaro que yo he dicho y hecho cosas aun más melosas porque se vale pero las demás personas merecen respeto. Digo, es que de repente escuchas cada tontería o hablando como bebé (sin ofender) que dices ¡Hazme el pinche favor! Por eso, mejor le subo dos rayitas al volumen y escucho a José José o a José Alfredo (infaltables en un ipod) si me sentí contagiado por la necesidad de amor o a Nacho Vegas si mas bien quiero escuchar desamor. Hablar de lo que escucha la gente es meterse en camisa de once varas pero eso es lo que hace linda a la música, la variabilidad. Seguramente aquel chico que va haciendo la guitarrita de aire va escuchando rock. Personalmente no soy fan de la guitarra de aire pero si de la batería de aire. Ahí voy caminando y baqueteando por los aires sobre todo si escucho a bandas que resaltan a su baterista como Los Planetas.
Cuando ya no importa si le subes todas las rayitas a tu aparato reproductor de audio es cuando vas en el metro y se suben los molestos vagoneros con su repugnante error llamado reggaetón. El otro día, en uno de esos que por X motivo no me pongo los audífonos escuché a un señor que le decía a su compadre: “Oiga ¿y como se llamará su nieto?” y el otro respondió: “Se va a llamar Yandel”. Inmediatamente volteé a ver al señor con una mezcla entre cara de preocupación y otra de -no la chingue compadre- pero entendí que no era su culpa y pensé ¿Qué se puede esperar de una madre con dicha mentalidad pero especialmente con el niño? Yo, que deseo un hijo, planeo su nombre, pienso qué le tengo que contar, cómo educarlo, qué debe aprender y qué no, pienso que no debo corregir mis errores con él para ver gente así. Pobre niño, seguro terminará tatuado y en las procesiones de San Judas Tadeo. Aclaro, soy un hombre católico de fe, no tengo nada en contra de San Judas Tadeo pero sí contra sus fieles que son puro vándalo, drogadicto tatuado. Es que no puede ser, sé que merecen respeto pero ¿Qué puedes esperar de alguien que se emociona escuchando frases como -Sumba, ella quiere su rumba- o -I know you want me, you know I want you- o -Abusadora, abusadora…bendita sea la hora-? Digo, yo no escucho a Wagner o a Chopin pero por lo menos tampoco escucho seudo-música que incita a la violencia física y sexual.
¿Ahora entienden por qué cierro mis oídos? Me evito conflictos personales.
Mejor quisiera escuchar “Tu voz en mis audífonos” como dice los punketos de Jugo.