sábado, 31 de octubre de 2009

Uso audífonos ¡Y qué!

Hasta la semana pasada por lo menos dos días a la semana me la pasaba completamente fuera de casa yendo de la universidad a la trabajo. No se manejar, no me gustan los autos, nunca he tenido uno por eso viajo en transporte público donde uno analiza los comportamientos sociales. ¿Se han dado cuenta como de unos meses para acá ha aumentado el número de personas que usan audífonos? No solo el número también la edad de los usuarios ha aumentado. Antes se veían solo en niños y adolescentes ahora incluso adultos mayores. En un día me dedique a contar cuantas personas traíamos audífonos y el resultado llegó a ser que hasta 7 de cada 10 portan auriculares.

Lo que escuchan es lo de menos aquí la pregunta es ¿Por qué? Cuando hablo para halagar o criticar generalmente justifico mis movimientos. No sé por qué los usen ellos pero sé por qué los uso yo y seguramente no estoy tan distante de lo que sucede con las demás personas, ya alguien me dirá si concuerda o no conmigo. Cuando uno no quiere ver algo cierra los ojos, cuando no se quiere oler se tapa la nariz, cuando no se quiere escuchar algo pues simplemente nos ponemos audífonos. Me declaro culpable del delito de hablar y hablar de mis problemas con mis conocidos pero cuando escucho a la gente quejarse siempre de lo mismo, me enfado y le subo al volumen del audio en turno. De un año para acá el tema de conversación ha sido “la crisis”. Recuerdo que en el servicio un amigo y yo siempre nos reíamos de la manera como la gente hablaba sobre ella pero hemos llegado a un punto donde si bien es un problema importante la manera en la que hablan del problema me pone de malas ya que se cierran en su pequeño mundo y con esa actitud nunca saldrán adelante. Por eso mejor me pongo a escuchar mi ipod y si quiero escuchar gente peleando pues escucho mi podcast favorito: Cronometro de ESPN, garantía de polémica y debate entre Jose Ramon y Faitelson.

Otro tema que hace que cambie de humor es cuando estoy frente a las “parejitas”. Ya saben, esas parejitas que se toman de la mano y corren para cruzar la calle cuando el auto viene a menos de 2 metros de ellos. ¡Cómo me enoja que crean que el amor los vuelve inmortales! Gran idiotez. Aclaro que yo he dicho y hecho cosas aun más melosas porque se vale pero las demás personas merecen respeto. Digo, es que de repente escuchas cada tontería o hablando como bebé (sin ofender) que dices ¡Hazme el pinche favor! Por eso, mejor le subo dos rayitas al volumen y escucho a José José o a José Alfredo (infaltables en un ipod) si me sentí contagiado por la necesidad de amor o a Nacho Vegas si mas bien quiero escuchar desamor. Hablar de lo que escucha la gente es meterse en camisa de once varas pero eso es lo que hace linda a la música, la variabilidad. Seguramente aquel chico que va haciendo la guitarrita de aire va escuchando rock. Personalmente no soy fan de la guitarra de aire pero si de la batería de aire. Ahí voy caminando y baqueteando por los aires sobre todo si escucho a bandas que resaltan a su baterista como Los Planetas.

Cuando ya no importa si le subes todas las rayitas a tu aparato reproductor de audio es cuando vas en el metro y se suben los molestos vagoneros con su repugnante error llamado reggaetón. El otro día, en uno de esos que por X motivo no me pongo los audífonos escuché a un señor que le decía a su compadre: “Oiga ¿y como se llamará su nieto?” y el otro respondió: “Se va a llamar Yandel”. Inmediatamente volteé a ver al señor con una mezcla entre cara de preocupación y otra de -no la chingue compadre- pero entendí que no era su culpa y pensé ¿Qué se puede esperar de una madre con dicha mentalidad pero especialmente con el niño? Yo, que deseo un hijo, planeo su nombre, pienso qué le tengo que contar, cómo educarlo, qué debe aprender y qué no, pienso que no debo corregir mis errores con él para ver gente así. Pobre niño, seguro terminará tatuado y en las procesiones de San Judas Tadeo. Aclaro, soy un hombre católico de fe, no tengo nada en contra de San Judas Tadeo pero sí contra sus fieles que son puro vándalo, drogadicto tatuado. Es que no puede ser, sé que merecen respeto pero ¿Qué puedes esperar de alguien que se emociona escuchando frases como -Sumba, ella quiere su rumba- o -I know you want me, you know I want you- o -Abusadora, abusadora…bendita sea la hora-? Digo, yo no escucho a Wagner o a Chopin pero por lo menos tampoco escucho seudo-música que incita a la violencia física y sexual.

¿Ahora entienden por qué cierro mis oídos? Me evito conflictos personales.
Mejor quisiera escuchar “Tu voz en mis audífonos” como dice los punketos de Jugo.


viernes, 2 de octubre de 2009

Obesidad y ¿Venganza?

Uno de mis hobbies desde hace mucho tiempo es salir de la casa (aunque no tenga a qué) y pararme frente al puesto de revistas a leer los encabezados de los periódicos. No suelo comprarlos a menos que haya una gran noticia. El día que en realidad hubo una buena portada dije: Ahh, de regreso lo compro. Pero al regresar, pasé tarde y ya no estaba el vendedor del periódico -El Metro- filial del grupo Reforma. No describiré la portada mejor se las dejo aquí mismo a su izquierda para que la vean y la juzguen por ustedes mismos. Hacía tiempo que pensaba en ese señor, Agustín Carstens. Desde la vez que inauguró la serie mundial de baseball en el Foro Sol creo en Abril de este año me dije: ¿Cómo es posible que una persona con ese físico esté en el centro del diamante motivando a nuestra selección nacional?, ¿Qué le dices indirectamente a la sociedad?, ¿Qué ser obeso es lo de hoy, es lo que representa éxito? Así se pensaba hace siglos cuando se creía que el ser obeso era sinónimo de abundancia, de poder. El mismo siglo XX presenta al artista colombiano, Fernando Botero, quien pintaba personas volumétricas, personas que tristemente ejemplifican las familias actuales.

Físicamente no soy para nada de estilo europeo o ario mas bien, un clásico mexicano moreno, de talla media, robusto con un índice de masa corporal de 27 o sea, en leve sobrepeso pero actualmente soy un estudioso de la epidemia de la obesidad haciendo un diplomado donde precisamente cuando abordamos el tema de la psicología de la obesidad hablamos de este hombre y saqué por fin mis pensamientos acerca de las desventajas y los errores de tener a este hombre manejando las finanzas del país. El paciente obeso es limitado física y mentalmente. No dudo que esté capac
itado para ocupar esa posición pero no tiene las características de presentación necesaria. Estudios demuestran que a 44.3% de los obesos no les agrada su imagen corporal ¿A caso Carstens está en el porcentaje que si? Esto no se trata de discriminar (por eso me describí de inicio) se trata de justificar médico-fisiológicamente por qué es incorrecta la ubicación sociopolítica de esta hombre. Una persona con ese grado de obesidad presenta un conflicto de imagen que en ocasiones no es percatada por el propio paciente. El obeso mórbido (índice de masa corporal mayor a 40) presenta inicialmente deterioros emocionales que se manifiestan como ansiedad, irritabilidad, nerviosismo, miedo, depresión, desmotivación y casi siempre una marcada baja autoestima. Pero no solo se trata de emociones también de procesos cognitivos ya que este tipo de personas presentan falla de memoria, percepción focalizada, pobre concentración, dificultad para concentrarse y sobretodo de tomar decisiones ¿Es peligroso tener a este hombre manejando la cuestión de los impuestos? Por cuestiones de salud física y mental, sí lo es. Solamente se está hablando del momento actual del paciente obeso porque si lo vemos a futuro el pronóstico sería aun peor al sumar las complicaciones tempranas y tardías a las que está expuesto. Agustín Carstens está casado con la economista y escritora Catherine Mansell, autora del best-seller "Las finanzas populares en México: el redescubrimiento de un sistema financiero olvidado" que ha sido adoptado por varias universidades mexicanas como libro de texto sobre finanzas internacionales. ¿Alguien le ha preguntado a esta mujer si es feliz a lado de este hombre? Cuando te preguntan -Cómo estás- involucra todos los aspectos, incluso el sexual. Con ese físico ¿Podrá satisfacer como se merece a su pareja? Es difícil de que así sea pero es fácil intuir que esta falta de placer influirá en sus relaciones interpersonales y en sus actividades laborales pero como su trabajo involucra el ingreso económico gubernamental, este señor es capaz de lo que quiera sin tomar en cuenta que no es una persona apta para esa labor. Con todos estos antecedentes que les he comentado, mi mente paranoica vuela y les pregunta ¿Ustedes creen que un obeso quien ha sufrido siendo la burla de la sociedad no guarde resentimiento y que ahora teniendo poder aproveche su posición para vengarse de todos indirectamente en forma de nuevos impuestos? Digo, quizá hasta yo lo haría y creo que por eso mi madre hizo bien en pegar un letrero detrás de a puerta que dice: “No abuses del poder porque el poder se acaba y el rencor dura para siempre”, ¿Lo entiende Sr. Carstens? Aquí lo que no me cabe en la cabeza es que su presidente Calderón (suyo de los que votaron por él) no lo haya mandado de forma obligatoria a que haga algo con su panza. Quiero creer que si lo puso en esa secretaría es porque además de ser bueno debe ser de confianza y si hay confianza ¿Por qué no le dice: “Oye, Agustín ve a que te vea un cirujano y te ayude con tu problema de obesidad”? ¿A caso es plan con maña? o ¿Le gustan los gorditos? Digo, porque Gomez Mont va en el mismo camino que este señor.

Espero con ansias el año 2012 cuando sea publicado el DSM-V, la quinta versión de la biblia de los trastornos mentales y/o psiquiátricos, donde podría hacerse oficial que la obesidad es un trastorno mental y por fin esta enfermedad sea tratada como se debe. Esperando que de esta manera cambie la manera de abordar esta enfermedad y por fin se le trate de manera integral: cuerpo y mente, mente y cuerpo. Dándole la importancia que merece para poder fomentar la medicina preventiva, creando estilos de vida saludables evitando saturar nuestro sistema de salud en unos años. Hace poco le preguntaba vía messenger una amiga “¿En qué podría yo ayudarte?” Ella dijo: “A cambiar el mundo”, “Ya iniciamos, ya iniciamos” respondí, y es que con escritos como estos que posteamos miles de bloggers ponemos nuestro granito de arena con la esperanza de un mejor futuro.


Si les interesó este tema, les comparto un par de bibliografías. Si no las consiguen yo tengo ambos libros y se los puedo prestar.

- Álvarez Cordero, Rafael. “¡Me caes gordo!: la discriminación light”. Editorial Plaza Valdés. México, 2004.

- Álvarez Cordero, Rafael. “Obesidad y Autoestima”. Editorial Plaza Valdés. México, 2006.